¡Bienvenidos a mi blog!

En este espacio virtual podrán conocer a la persona que se esconde detrás del personaje. Descubrirán la magia que forma parte de ese mundo de literatura fantástica y poesía que me rodea. Esa magia que es capaz de envolver nuestros corazones, y de hacernos vivir las más grandes aventuras.

lunes, 10 de noviembre de 2008

LA VIDA Y SUS CAMINOS

Los caminos de la vida, y la vida misma, son muy misteriosos. Muchas veces nos encontramos a nosotros mismos preguntándonos por qué. Más de una de esas veces nuestra pregunta no encuentra respuesta que explique ciertas cosas que nos suceden. En lo personal, este fue un año de muchos cambios, para mí y para los que me rodean. Sucedieron muchas cosas buenas y malas, tal vez más malas que buenas. En mis momentos de soledad, cuando la tristeza por esas cosas malas que había vivenciado me invadía, más de una vez me pregunté por qué. En esos mismos momentos, no pude evitar recordar un fragmento de una de las canciones de Diego Torresm cuando dice: "...la vida, por todo lo malo, algo bueno te da".
Muchos me dirán, si justo en este momento están pasando por su momento triste, ¿qué es lo bueno que te da la vida?. Cuando estamos en nuestros momentos tristes, oscuros, como suelo decir yo, nos cuesta ver que todo tiene un porque. Ya estando más serenos, logramos ver la luz, y nos damos cuenta que todo lo padecido fue para que pudieramos tener un aprendizaje que nos ayudara a crecer. Es simple, la vida es constante aprendizaje, y para aprender hay que crecer y pasar pruebas, muchas de ellas duelen, pero así es crecer. Y entonces... después de todo lo padecido este año, después de haber transitado largos caminos plagados de angunstia y oscuridad, siento que he podido renacer y ser quien nací para ser: un ser humano feliz, destinado a hacer felices a otros.
Ahora, sé que muchos dirán que la felicidad no existe. ¿Saben?... tienen razón, la felicidad no existe, somos felices cuando construimos nuestra vida en base a momentos, y los momentos pueden ser felices o no, tanto como nosotros estemos dispuestos a disfrutar de la vida. Si somos felices con lo que hacemos, si aprovechamos a vivir cada momento a pleno, si aprendemos a ser agradecidos con lo que la vida nos va dando, entonces seremos personas felices, y las personas felices se convierten en un imán que atrae solo cosas buenas. Las malas igual llegarán, para golpearnos en ciertos momentos, pero si mantenemos esa felicidad en nuestros corazones, el golpe se sentirá menos. Y si el golpe nos deja tumbados el suelo, aunque duela tenemos que levantarnos, porque la verdadera victoria no está en nunca caer, sino en saber levartarse.
Hoy puedo decir que me siento renovada, que renací a la vida, y que quiero que mi experiencia me ayude a ayudar a otros. Cuando uno se siente solo, aún estando rodeado de mucha gente que lo quiere, es terrible. Ois voces, pero solo parecen ecos sin sentido. Ves rostros, pero sus miradas no te alivian el dolor que tenés en el alma. ¿Qué hacer entonces?. Debemos tomarnos el tiempo para mirar dentro de nosotros mismos, sólo en nosotros está la solución, la llave que te abrirá la puerta para salir de ese lugar oscuro. Cuando logramos oirnos a nosotros mismos, y nos permitimos ser, pero SER con letras mnayúsculas, entonces todo lo demás viene solo, y llega en el momento justo que debe llegar. La vida es sabia, y nos dá lo que necesitamos y mercemos, en el momento que nuestras almas están preparadas para recibir eso que tanto deseamos o anhelamos. Hay que convencerse que las casualidades no existen, lo que existen son las causalidades. Todos somos seres de luz, pero cuando olvidamos eso y perdemos nuestros camino, nos volvemos seres oscuros que están destinados a sufrir en soledad, no por estar solos, sino por sentirse así.
En este momento, estoy andando por nuevos caminos, animándome a vivir la vida, a confiar en lo que me dice el corazón. Muchos podrán verme como loca, como una eterna soñadora de imposibles, pero me quedo con ciertas cosas que nadie puede refutarme. Si Colón no se hubiera atrevido a más, no habría descubierto el continente americano. Si los hombres no hubieran soñado y luchado por llegar al espacio, jamás habrían pisado la luna. La vida es constante riesgo, ya vivirla es arriesgarse, pero qué más dá!!!. Prefiero animarme y parecer loca, y no vivir en la tristeza de quienes por cobardes prefieren quedarse estáticos ante el paso del tiempo.

martes, 28 de octubre de 2008

HDAE - ¡FELIZ 2do. ANIVERSARIO!


Gracias a todos los que hicieron que este sueño se hiciera realidad!!!. En especial, a Caemul, a Lainiel, a Marianela Giola y a Katia Gonzalez por todo el aguante!!!. Dedicado a mis dos hijos, al amor de mi vida: mi adorado "Ojitos Tiernos"; y a la memoria de Hernán Cellura, mi hermano del corazón (1976-2006).

miércoles, 15 de octubre de 2008

UN DÍA DE LLUVIA EN LA CIUDAD

Todos se preguntarán qué tiene de noticia o de particular un día de lluvia en la ciudad. Que llueva no es noticia, es cierto. Pero... ¿cuántas personas se han detenido a ver o a contemplar lo que sucede en la ciudad en un día de lluvia?. La primera cosa que en lo personal tengo para destacar son las veredas con las baldosas sueltas. Es terriblemente tedioso ir apurados hacia nuestros lugares de trabajo y tener la mala suerte de pisar justo esa baldosa suelta que tiene debajo acumulada una generosa cantidad de agua sucia que termina muy casualmente sobre nuestras vestimentas. En ese mismo instante, es casi inevitable que se nos escape algún tipo de improperio o que dejemos escapar un bufido.

Mirando con ojos un poco más agudos, nos encontramos con la eterna disputa por los techitos o salientes de los edificios que le sirven a muchos de los que olvidan o deciden no cargar con paraguas para protegerse de la lluvia. ¿Por qué hablo de disputa?, muchos se estarán preguntando eso. Hablo de disputa pues muchos de los que sí cargan con su paraguas, algunos incluso con paraguas que por sus tamaños semejan casi una sombrilla playera, viene caminado con sus paraguas abiertos por debajo de esos techitos o salientes impidiendo que quienes no llevan ningún tipo de protección puedan hacerlo. ¿No sería más lógico y menos egoista de nuestra parte permitir el paso por debajo de los techitos y/o salientes a aquellas personas que no traen paraguas?.

Otra cosa que nos perturba a todos, y en demasía, es que la ciudad termine inundada porque las boca calles o bocas de tormenta no alzancan a aliviar los torrentes de agua que se acumulan junto a los cordones y uno pareciera necesitar una canoa para cruzar de un lado al otro de la calle. Es es esos momentos cruciales donde uno empieza a protestar contra el jefe de gobierno de turno por no hacer lo suficiente para que la ciudad no termine bajo el agua. Ahora me pregunto... ¿alguna vez alguno de todos nosotros se detuvo a mirar la enorme cantidad de basura de todo tipo, tamaño y color que sacan las máquinas y los hombres que trabajan para el gobierno de la ciudad de esas boca calles?. Si los desagues no estuvieran taponados por la mugre que nosotros mismos generamos y arrojamos a la calle en vez de usar de manera correcta los cestos de basura, entonces la ciudad se inundaría menos.

Creo que estas tres cosas, entre muchas otras que se me pueden estar pasando por alto, son cosas que nos han alterado el humor a más de uno de los que habitamos, o simplemente venimos a trabajar a la ciudad en un día de lluvia. Si todos pusieramos algo de voluntad, en vez de limitarnos a solo protestar, quizá podríamos disfrutar de la lluvia en la ciudad en lugar de sentirla como una terrible incomodidad.

jueves, 3 de abril de 2008

El Regreso de las Sombras - Parte 1

Desde el último infructuoso ataque del Señor de la Oscuridad, la paz que reinaba en aquel reino élfico parecía no acompañar a todos sus habitantes. El bosque, que se caracterizaba por poseer enormes árboles de hojas doradas, era la morada de la Gran Dama Blanca de los elfos y de su sobrina, Anië Ancalima. Todos deseaban que ese último ataque del Señor de la Oscuridad hubiera sido el último, pero cuando de las fuerzas del mal se habla, sabemos que nunca son erradicadas por completo. Lamentablemente siempre encuentran un corazón débil donde sembrar su semilla, y con el tiempo vuelven a atacar, con el único fin de destruir todo lo bueno a su paso.
No obstante, todos querían seguir manteniendo viva la esperanza de que la lograda paz permanecería intacta por más tiempo. Esa vaga esperanza en el corazón de algunos, no pudo seguir firme por mucho tiempo. Un extraño viento comenzó a soplar en las inmediaciones del bosque, en los lindes que separaban el reino de los elfos del reino de los hombres. Un viento frío, de sonido aterrorizante, capaz de erizarle a cualquiera la piel, empezó a traer consigo el rumor de un nuevo ataque programado por las fuerzas del mal.
La Gran Dama Blanca, temiendo por el destino de su gente, que resultara tan golpeada en la última batalla, no quiso dar la alarma hasta estar segura de que aquel rumor tenía bases sólidas en las que apoyarse. Con el objetivo de corroborar o refutar ese rumor, envió a recorrer los límites del bosque a su mejor capitán. El Capitán Caemul, en comisión con un grupo de elfos, partió una mañana de otoño para cumplir con la tarea que le fuera encomendada. Anië Ancalima, que le tenía en gran estima, no podía evitar sentir que su corazón estaba intranquilo con aquella partida. Algo le decía que las cosas no estaban bien. Preocupada por lo que ese aparente mal presagio pudiera significar, no dudó un instante en ir por sus armas.
Así, sin preguntar si estaba en lo correcto, sin medir las consecuencias que su partida pudiera acarrear, salió vestida con su traje de montar, y cargando sus armas, hacia los establos del reino. Ya en el establo donde guardaba su caballo, lo ensilló, aseguró todas las cosas que debía llevar en la montura, y salió tras los rastros del Capitán Caemul y sus guerreros. Anië Ancalima, que lo conocía a la perfección, sabía que tanto silencio de parte del Capitán no auguraba nada bueno.

jueves, 14 de febrero de 2008

PALABRAS DE AMOR EN UN DÍA ESPECIAL

Ya es de dominio popular que el 14 de febrero se festeja en casi todo el mundo el "Día de los Enamorados". En muchos de los paises que lo festejan, también festejan el afecto que sienten o tienen por sus amigos. Como en mi tierra natal se festeja San Valentín como Día de los Enamorados, hoy quiero compartir con quienes visitan este blog un poema que me inspiró el amor.

QUISIERA SENTIR HOY

Quisiera sentir hoy
de tus brazos el calor
que me envuelven con amor
diciéndome aquí estoy.
Quisiera sentir hoy
tus labios en mis labios
y cantando junto a mi
el latir de tu corazón.
Quisiera sentir hoy
tus palabras en mi oído
susurrando sin temor
lo que siente por mi tu corazón.
Quisiera sentir hoy
que las caricias de tus manos
escriben en mi cuerpo
una gran historia de amor.

miércoles, 6 de febrero de 2008

HISTORIA DE AMOR ELFICO TRAS BAMBALINAS - 2da. Parte

Viernes 27 de Octubre de 2006
8.30 AM
Desayuné a las corridas, es imposible para mí no hacerlo de esa forma. Después comencé con los preparativos para la Jornada Tolkien 2006 "De Oxford a Buenos Aires". Para quienes no lo sabían, o no lo saben, por aquel entonces yo era la secretaria del Smial Valinor, que es la filial de la ATA que nuclea a los Atandilis de la Zona Oeste.
9.18 AM
Ya con algo en el estómago, acomodé todo lo que debíamos cargar al otro día en el auto de Faramir en un rincón. Minutos después, con todo lo que debía llevar para el stand del Smial listo, puse manos a la obra y saqué la máquina de coser de mi mamá, que tan gentilmente me prestó para coser mi atavío.
9.41 AM
La mesa del comedor de mi casa está convertida en un caos total. Moldes, hilos, telas, encajes, alfileres y agujas están desparramados por doquier. El motor de la máquina comienza a rugir y las los pedazos de tela recortados comienzan a tomar forma.
11.54 AM
Preparando los moldes la noche anterior, y recortando cada pieza del atavio, terminé costándome como a las tres de la mañana. Sólo tenía algo más de cinco horas de sueño. El sonido del motor de la máquina empezaba a parecerse a un martillo hidráulico y la cabeza comenzaba a dolerme.
1.06 PM
Amontono todo en uno de los extremos de la mesa y me siento con mis pequeños hijos a almorzar. El tiempo corre implacable, faltan muchas piezas de tela que coser y a las cuatro de la tarde es la hora de ir a buscar los libros a la editorial. Un viaje de dos horas entre ida y vuelta.
2.28 PM
Mi mamá llega a casa y me da una mano, ella es quien cuidaría a mis pequeños en mi ausencia. Retomo la costura, y para calmar algo mis nervios mi mamá me ayuda con unos dobladillos. Grande, Ma!!!.
3.36 PM
Aún falta coser la mitad del atavio. Con los nervios casi de punta entro a darme un baño para salir luego en busca de los libros.
5.02 PM
Llego a la editorial. Toco el timbre y nadie sale. Insisto varias veces y nada.
5.18 PM
Sigo tocando el timbre y nada. Los nervios me superan y sobreviene el llanto. Suena mi celular. ¿Todo al mismo tiempo?¿Por qué?, me pregunto mentalmente. Atiendo el teléfono. Era Caemul para preguntarme que tal estaban los libros, no puedo hablar, sólo llorar.
5.20 PM
Caemul logra entender finalmente algo de todo lo que yo balbuceaba entre lágrimas. Corto con él para tomar algo de aire. Tengo otra llamada entrante en el celular y atiendo. Era mi mamá para avisarme que la directora de la editorial había tenido un imprevisto y que tocara el timbre en otra de las oficinas que iba a estar el hermano para entregarme todo.
5.48 PM
Por fin tengo los libros en mis manos. El corazón me late a mil. Siento una rara mezcla de alegría y preocupación. Todavía me falta doblar los trípticos que diseñamos para repartir como publicidad para el libro durante la jornada Tolkien. Corro subtes y demás transportes para regresar a mi casa a terminar el atavio que usaré en la Tolkien 2006 y que luciré al presentar el libro.
7.08 PM
De nuevo en casa. Comienzan las corridas. Folletos que preparar, atavío por terminar, cena que hacer para la familia. La cabeza parece que me va a estallar.
9.12 PM
Ceno en familia como si un Balrog me estuviera persiguiendo. Lavo platos, corro con todo lo que falta. Me desespero cuando las previsiones muetran que no podré irme a la cama temprano.
11.56 PM
Toda la familia duerme. Tengo que terminar del atavio y la máquina de coser ruge de manera estruendosa. Intento no sentirme tan culpable por los sonidos molestos. Cabeceo tras la máquina de coser, los ojos se me cierran.
1.23 AM
Ya es 28 de octubre y casi termino. Siento el cuerpo pesado y dejo escapar bostezo tras bostezo. Me desperozo. Las últimas puntadas que me restan hacer parecen burlarse de mí. Es terrible el efecto que causa la falta de sueño en mi persona, pero no importa, ignoro las burlas y continúo.
2.41 AM
Terminé. Segundos después, me desplomo sobre la cama.
7.00 AM
El despertador suena implacable. Hay que levantarse, finalmente el día ha llegado. Nuevamente a correr, Faramir pasará a buscarnos a las 8.15 para partir con todos los bártulos hacia el destino que nos espera: Sede de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA.

HISTORIA DE AMOR ELFICO TRAS BAMBALINAS - 1ra. Parte


Como podrán apreciar, esta es la tapa de mi primer libro. El diseño lo hizo una persona que para mí es maravillosa, una amiga que demostró ser más que de fierro y que, por el ciberespacio del mundo web, todos conocen bajo el seudónimo de Neldorwen. Para los amigos, Nel. En este blog encontrarán un enlace que los llevará al sitio en el que ella nos deleita con muchos dibujos de su autoría, y que a mi me gusta llamar Obras de Arte. Pero detrás de este libro, no sólo está la mano prodigiosa de Nel, que pareció estar conectada con mi mente al momento de hacer el dibujo tan bello que posee la tapa. También está mi gran amigo Caemul, y mi amiga Fâniel, o Checha, o sólo C, como le dice la mayoría de los que la conocemos. Todos forman parte de mi lista de personas con las que estaré eternamente agradecida por ayudarme a ver convertido en realidad mi sueño de publicar esta historia.
Este libro, que Checha y Caemul vieron nacer y crecer de mi mano, tiene una larga y loca historia detrás. Después de pasar por miles de correcciones, tuvimos que sobrevivir al par de sustos causados por nuestras computadoras en estado de shock por rebeldía tecnológica, y que nos hicieron temer lo peor: la pérdida total del material. Así, superando más de un traspié, llegamos a las tan esperadas pruebas de galera. Para quienes no están en el mundo editorial, las pruebas de galera son las pruebas o muestras que se hacen de cómo quedará el libro finalmente editado. Con menos horas de sueño debido a la ansiedad de ver el libro ya en nuestras manos, pasamos esas pruebas de galera. Sólo nos restaba descontar los días en el calendario para la tan anhelada presentación de Historia de Amor Élfico.
Finalmente, el 28 de Octubre de 2006 era el día señalado en nuestras agendas para que esa historia poco convencional que mi imaginación fue volcando en borradores manuscritos, algo manchados por las gotas de los incontados mates que tomé mientras la escribía, por fin viera la luz. El día anterior de la presentación fue una jornada totalmente plagada de nervios. Había mucho por hacer y poco tiempo, como siempre suele sucederme para estas cosas. Para que puedan entender mejor el porque fue tan alocado, tendría que comenzar por contarles que para presentar mi libro elegí como marco la Jornada Tolkien 2006. A esta altura deben preguntarse la razón de tal locura. Si lo analizan con detenimiento, no es tan descabellada la idea de presentar un libro que narra la historia de amor, cuyos protagonistas son elfos, durante una jornada dedicada al mundo ideado por J. R. R. Tolkien y organizada por la Asociación Tolkien Argentina (ATA), a la que pertenezco con orgullo. Como muchos de los seguidores de su obra, durante la jornada Tolkien me atavío con trajes inspirandos en ese mundo. Para todos los que admiramos la obra del Profesor, ese día es una fiesta. Bueno... trataré de no irme por las ramas. Me descuelgo del quinto anillo de Saturno, en el que vivo permanentemente, y sigo con esta historia tras bambalinas... http://anieancalima.blogspot.com/2008/02/historia-de-amor-elfico-tras-bambalinas_06.html

jueves, 24 de enero de 2008

ALGO DE MÍ

Muchos de los que no me conocen consideran que estoy algo loca. Muchos de los que sí me conocen afirman lo mismo. Otros sólo me creen una "loca linda", como decían antes por ahí, y muy pocos tienen el privilengio de conocerme realmente como soy. Supongo que quizá se deba a que muchos no se toman el tiempo de conocerme, se quedan sólo pensando en mí como esa mujer que ya lleva tres décadas de vida en su haber y que aún no se comporta de acuerdo a la edad que tiene. Algunos, incluso, han llegado a decirme que tengo una personalidad estilo "Floricienta". No sé si me catalogaron así con ánimos de ofender, o lo hicieron meramente por un vicio comparativo en el que muchos caemos. Lo cierto, es que no me ofendió en lo más mínimo. De hecho, creo que prefiero ser onda "Floricienta", algo volada, colgada de mis nubes de fantasía, sincera, espontánea, trasparente, soñadora, idealista y enamorada del amor. Mil veces prefiero eso, y me quedo con los miles de "te comportás como una adolescente" que me han dicho por ahí. Es cien veces mejor eso, y bajar a la tierra cuando se debe para afrontar las cosas duras y difíciles de la vida con la entereza correspondiente que se necesita en esos momentos, y no vivir una vida de adultos serios y amargos que no saben disfrutar y tienen miedo de sentir; sencillamente porque le tienen miedo a la vida misma.


"Hoy les dejo, junto a mis pensamientos, la imagen de una de mis flores favoritas: el Lílium. Creo que su belleza es incomparable. Para los que no conocen mucho de flores, el Lílium tiene un simbolismo muy especial. Según los entendidos en estos temas, simboliza la inocencia, la realeza, el amor espiritual, la pureza, la fertilidad, la virginidad, la limpieza y la unidad. En muchos países tiene un significado muy especial. Los griegos y los romanos coronaban a sus novias con Líliums para propiciar una vida pura y fértil. Desde 1179, el Lílium adorna el escudo del Rey de Francia".

viernes, 11 de enero de 2008

SENSACIONES

El día estaba frío
pero el sol brillaba alto en el cielo.
Las olas del mar
llegaban lentamente a la orilla.
Su ir y venir
era como un dulce arrullo.
Caminé por la arena
con mis pies descalzos.
La suave brisa marina
acarició mi rostro,
hasta hacerme estremecer.
Cerré mis ojos
y vi tu rostro.
Recordé cada una de tus caricias
recorriendo mi piel.
Una tibia lágrima
se deslizó por mi mejilla
y una sonrisa,
sin pedir permiso,
se dibujó en mi pálido rostro.
A lo lejos
el canto de las gaviotas
traía esperanzas.
Abrí los ojos.
Un punto lejano sobre el mar
logró arrancarme un suspiro.
Me acerqué a la orilla
y metí mis pies en el agua.
Fijé mi mirada en aquel punto
que iba tomando forma al acercarse.
Mi corazón estalló de alegría
al vislumbrar que el punto se hacía barco.
Y al saber que aquel barco
te traía de regreso a mí.

AMOR SOMBRÍO

Eran alrededor de las veintitrés quince horas de una fría y solitaria noche de invierno. Ella salió de la universidad rumbo a su casa como solía hacerlo siempre. Con la nariz y las orejas heladas, bajó lentamente la escalera del subterráneo y espero a que llegara el subte en la estación Facultad de Medicina.
La estación estaba desierta. No había ni un alma en el lugar. De pronto, en medio del silencio, oyó unos pasos que se acercaban y, en ese momento, un extraño escalofrío le recorrió el cuerpo. Esa sensación la atemorizó. En ese instante llegó el subte, subió en el tercer vagón, y se bajó en la estación Palermo. Como lo hacía siempre, al salir del subterráneo, caminó seis cuadras hasta su casa. Seis cuadras que le parecieron interminables y aterradoras en aquella fría, oscura y silenciosa noche.
Ya en su casa, fue a la cocina. Sus padres dormían. En medio del silencio que reinaba en la casa, apenas se oía el tenue silbido de la pava avisando que el agua ya estaba lista para hacer un té. Luego de tomar el té, se encerró en su cuarto e intentó dormir. Esa extraña sensación que había tenido en la estación del subte seguía invadiéndola. A la noche siguiente le ocurrió lo mismo que en la anterior. Otra vez sintió pasos lentos acerándosele, pero no logró poder ver quién los producía. La misma situación comenzó a repetirse cada noche.
El invierno estaba por terminar, pero aquella situación que tanto atormentaba a Cecilia parecía volverse eterna. Una noche, la situación volvió a repetirse aunque de una forma algo más extraña. Esta vez oyó los pasos y no vio nada, como sucedía habitualmente, pero al subir al subte algo fuera de lo normal ocurrió. El vagón estaba vacío y, de repente, en un abrir y cerrar de ojos, y sin que el subte se hubiese detenido en la próxima estación, apareció un apuesto muchacho frente a ella. Aquel joven se acercó a ella y le preguntó la hora. Después de eso, desapareció de la misma forma espectral en que había aparecido.
Rumbo a su casa tuvo que atravesar seis cuadras totalmente oscuras. Durante el camino oyó tras ella unos pasos lentos que la seguían, pero cada vez que se daba vuelta para ver de qué o quién se trataba sus ojos no lograban ver nada. Eso en verdad la aterrorizaba, sentía miedo, mucho miedo, y a la vez sentía una gran necesidad de descubrir qué era lo que estaba ocurriendo y por qué.
A la noche siguiente, cuando regresaba de la universidad, no oyó los pasos. Esta vez, el joven de la noche anterior se le acercó sin que ella pudiera percibirlo y le puso una mano sobre su hombro. En ese momento, Cecilia sintió que el corazón se le detenía del susto y dejó caer sus libros al suelo. Él la ayudó a recoger los libros y le dijo:
-Perdóname, no era mi intensión asustarte.
Ella sólo guardó silencio. Aún continuaba paralizada por el susto. Ambos subieron al subte. El rostro de Cecilia continuaba pálido. A pesar de que sentía que las piernas le temblaban, juntó valor y se atrevió a preguntarle el nombre.
-Me llamo Leo –respondió-, ¿Y tu?.
-Cecilia. Casi me matas del susto.
Sólo esas palabras intercambiaron aquella noche. Una noche en la que las miradas de los dos se cruzaron por unos minutos y que les sirvió para darse cuenta de que se sentían mutuamente atraídos.
Y así fue que, en cada una de las noches posteriores a aquella noche en la que hablaron por primera vez, siempre encontraban motivos para hablar. Pero, pese a que Cecilia se sentía muy bien al estando junto a Leo, no dejaba de sentir que tras él se ocultaba un gran misterio. Leo, por su parte, no podía ni quería evitar sentir lo que sentía por ella. Ya sin poder contener sus sentimientos, una de las noches, le tomó una de las manos, la miró fijamente a los ojos y le confesó su amor. Ella no pudo resistirse a su profunda mirada y, en ese instante, mientras esperaban que el subte llegara a la estación, ambos unieron sus almas con un beso apasionado.
A pesar del gran amor y la felicidad que los unía, Cecilia sentía que había algo que los separaba. Cansada de sentir que había algo que amenazaba aquel amor que había entre ellos dos, un día le preguntó a Leo si él le ocultaba algo.
-Sí, pero no sé cómo decírtelo –respondió el bajando la mirada.
-Sólo dímelo –repuso ella tomándole una de las manos entre las suyas.
-No puedo, si te lo dijera te perdería para siempre.
-Tal vez no, te amo demasiado como para dejar que algo nos separe. ¿Qué puede ser tan grave como para que no podamos seguir juntos?.
-Es que... no debí enamorarme de tí.
Ella, con la mirada atónita, intentó descifrar qué querían decir aquellas palabras, y como no logró hacerlo le suplicó que se explicara mejor. Con una gran sensación de impotencia, Leo dejó caer una lágrima y, pese a saber que lo que diría les destrozaría el corazón a ambos, decidió que lo mejor era decirle toda la verdad a Cecilia.
-Mira –titubeó-, lo que tengo que decirte no es fácil, pero creo que lo mejor será que no nos veamos más. No puedo seguir contigo sabiendo que terminaré haciéndote la vida infeliz, y he decidido que para evitarlo me iré de tu vida para siempre.
-Pero... ¿por qué? –preguntó terriblemente acongojada.
-Porque te amo demasiado como para hacerte daño.
-No te entiendo. ¡Por favor, dime qué sucede! –insistió con lágrimas en los ojos.
-Tengo 200 años.
Ella, sorprendida, pensó que todo se trataba de una broma. Al ver que en los ojos de él se reflejaba una gran tristeza, comenzó a darse cuenta de que, a pesar de parecer una locura lo que acababa de oír, era la pura verdad.
-Soy un vampiro –continuó-, y cometí el error de enamorarme de ti, por eso siento mucho causarte este dolor, pero debemos separarnos.
Cecilia, al comprobar que lo que Leo decía era verdad, le dijo que lo amaba más que a su vida y le pidió que la convirtiese en vampiro para poder estar con él eternamente. Pese al dolor que le causaba dejarla, él se negó y desapareció como por arte de magia. Ella, con lagrimas en los ojos, y con un dolor que le partía el alma en dos, salió del subte corriendo. Mientras corría camino a su casa se le cumplió el deseo que un rato antes se le había cruzado por la mente: morir.
Esa trágica noche, además de estar cargada de dolor, se tiñó de rojo. Una cuadra antes de llegar a su casa, Cecilia fue atropellada por un auto que dobló en la esquina a gran velocidad. Leo, gracias al gran sentido auditivo característico de los vampiros, percibió lo sucedido, y lleno de dolor corrió hacia donde su amada yacía agonizante, la tomó en brazos y pudo sentir como la vida de ella se extiguía en un solo suspiro.
Después de que el corazón de Cecilia dejó de latir, comenzó a culparse por aquella muerte. Estaba enojado consigo mismo por no haber podido evitar que la mujer que amaba muriera. No podía dejar de sufrir ante el recuerdo de las aquellas palabras que una y otra vez se repetían en su memoria. Las últimas palabras que le oyó decir:
-No me importa nada más que estar a tu lado, hazme igual a ti para poder vivir eternamente juntos.
“Si me hubiese dejado llevar por sus palabras y por mis sentimientos, a pesar de estar condenada por siempre a la oscuridad, aún la tendría aquí conmigo”, pensó Leo.
Esas fueron también sus últimas palabras. Sumido en llanto, y con un gran dolor que le atravesaba el pecho, entró en su casa con pasos lentos y se dirigió en silencio hacia la cocina, tomó los fósforos y el combustible que había en el mueble bajo de la mesada; después fue hacia la sala, y prendió fuego a las cortinas y a los muebles. Entre llamas, se sentó en un sillón a esperar su muerte.